Beneficios para el bebé del uso de portabebés 

 durante el período de lactancia

En bebés prematuros, el índice de mortalidad es menor entre aquellos a los que se ha aplicado el Método Madre Canguro. Ganan peso más rápidamente y su oxigenación y ritmo cardíaco es mejor. Este método contribuye a facilitar la lactancia incluso en bebés de muy bajo peso, bien por animarles a agarrarse al pecho, bien aumentando la producción y facilitando la extracción de leche materna para alimentar al bebé cuando no lo puede hacer directamente. 

 

El balanceo incrementa el desarrollo neuronal estimulando el sistema vestibular (responsable del equilibrio). Los niños amamantados en portabebés disfrutan de este balanceo incluso mientras se alimentan. 

Les calma en situaciones de estrés. El pecho es el calmante natural de los bebés. Ir en un portabebés les permite tener al alcance el seno materno rápidamente, por eso estos bebés lloran menos, son menos nerviosos. 

Duermen con más facilidad y más tiempo. La mayoría de los bebés que se duermen al pecho se despiertan cuando la madre los deja en la cama, la cuna o el moisés. El portabebés permite al bebé seguir en brazos de mamá tras la toma con lo que duermen más plácidamente. 

Tienen un índice menor de cólicos y regurgitaciones. El portabebés nos permite mantenerles erguidos sobre el pecho tras las tomas, lo que previene y ayuda a curar el reflujo. Esta postura les proporciona un masaje natural (calor y movimiento en la tripa), a la vez que le ayuda a expulsar los posibles gases gastrointestinales. 

Como el portabebés nos facilita atenderl al bebé prontamente, antes de que llegue a llorar de hambre, prevenimos la ingesta de gases que se produce frecuentemente en bebés muy hambrientos cuando se ponen al pecho.

 

Beneficios para la madre del uso de portabebés durante el periodo de lactancia:

 

                     

 

1- Manos libres. Usar un portabebés puede permitirnos realizar otras actividades a la vez que amamantamos, como caminar, comprar, escribir en el ordenador, hablar por teléfono, tareas de aseo personal… y, la más importante de todas, atender a nuestros hijos mayores, lo que contribuirá a evitar o atenuar los problemas de celos que puedan surgir por la llegada del bebé. También podemos simplemente descansar, o dormir recostadas, cuando el bebé duerme con la tranquilidad de que no se va a caer de nuestros brazos. 

2- Cercanía. Llevar cerca a nuestros bebés nos ayuda a conocer mejor a nuestros bebés. Aprendemos a reconocer sus señales y a identificarlas (sueño, hambre, cansancio, malestar, …) con lo que les atendemos más fácilmente. Esto evita, en el caso de la necesidad de comer, que el bebé llegue a llorar por hambre, lo cual además reafirma la confianza de la madre en su instinto maternal. 

3- Disponibilidad. La mamá, y por tanto el pecho, están siempre disponibles para calmar el hambre, sed o necesidad de succión no nutritiva del bebé al más mínimo signo de ésta. No perderemos tiempo en coger al bebé y colocarlo al pecho cada vez que lo reclame, lo que nos proporcionará una ganancia de tiempo considerable teniendo en cuenta que, sobre todo los primeros días, nuestro hijo puede reclamar su toma muy a menudo y estas tomas pueden durar bastante tiempo

4- Comodidad. El peso del bebé está sostenido por el portabebés, que lo reparte por toda nuestra espalda, tronco superior y, en ocasiones, cintura; no únicamente por nuestros brazos y hombros. Nuestro cuerpo se va adaptando progresivamente al aumento del peso del bebé, lo que puede contribuir, junto con una buena higiene postural, a mejorar nuestro tono muscular y prevenir otro tipo de dolencias (dolor de espalda o cuello).

5- Discreción. Si lo deseamos, el portabebés nos permite amamantar en cualquier lugar y/o circunstancia sin que se vea el seno. Nos proporciona la intimidad que a veces necesitan tanto la madre como el bebé. Además, el portabebés resguarda al pecho materno del frío o el calor.

 

 

           

 

 

                    CÓMO DAR PECHO CON UN PORTABEBÉS 

 

¿Tumbado o erguido?

Una vez la lactancia está establecida, el pecho materno se dota sabiamente de una elasticidad natural de la piel, lo que hace que éste sea muy flexible. Esto hace que podamos dar de mamar en múltiples posiciones.

Aunque la posición cuna o tumbada es la primera que se nos viene a la mente a la hora de dar el pecho, el bebé puede también mamar erguido sobre el pecho de la madre. Esto va a depender fundamentalmente del portabebés que utilicemos o del anudado con el que lo estemos llevando. En general, y salvo en el caso de algunos anudados en particular, basta con recolocar al pequeño un poco más abajo de su posición habitual (que debe ser a la altura de nuestros besos), bien colocándole, como ya hemos dicho, en la posición de cuna, o manteniéndolo erguido con su boquita a la altura de nuestro pecho. Una vez que la toma ha terminado, podemos volver a la posición inicial reajustando de nuevo el portabebés de manera cómoda, práctica y sencilla.

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Distintas posibilidades

Para amamantar a bebés muy pequeñitos que sean llevados en pouch o bandolera, simplemente tendremos que ajustar la altura a la que los llevamos, si es que hace falta, para que su boca quede a la altura de nuestro pezón, y descubrirnos el pecho

Si lo que estamos utilizando es un fular y no llevamos al bebé en la posición cuna, podemos cambiar la posición del bebé de vertical a horizontal, hasta conseguir que su boca quede a la altura del pezón. Hay varias formas de anudar el fular que nos permiten hacer el cambio sin hacer y deshacer nudos, como por ejemplo la cruz envolvente o la cruz simple, y la cruz doble, asi como algunos anudados a la cadera. En la posición de cruz envolvente y en la posición tumbado es conveniente dejar primero al pequeño coger el pezón e instalarse con la manita más cerca de nosotras envolviéndonos y, después, reajustar el nudo con ambas tiras características de este nudo recogiendo y sujetando al bebé. Algunas madres llegan a realizar variantes de los anudados con una capa de tela sobre el bebé (canguros), para colocarlos en posición cuna y así amamantarlos.

Cuando los niños son algo más mayorcitos podremos simplemente aflojar un poco el nudo para que la cabeza del bebé se sitúe a la altura de nuestro pecho, tanto llevando al niño delante como a la cadera y con cualquier tipo de portabebé, lo que posiblemente nos ahorrará tener que escuchar llantos cuando estemos, por ejemplo, en el supermercado o en la cola del banco y nuestro peque quiera mamar. Cuando la lactancia ya está establecida y si el seno de la madre tiene suficiente flexibilidad, simplemente podemos ayudarles y llevarles nosotros el pezón a la boca sin necesidad de modificar la posición del bebé